¡Déjame Niñico!
Déjame que te cante una nana
adornada con copos de nieve,
empapada de rayos de plata.
Déjame que te arrulle en mis brazos
hasta que tu llanto se aleje,
hasta que se torne en sonrisa soñada.
¡Duérmete Niñico!
Duérmete y calla.
Que vendrán los zagales
a cantarte unas nanas,
a traerte cestitos con flores
y conciertos de alegres campanas.
-Amalia Velandrino-
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