Senda
que transcurre serpenteante sobre el abismo, rodeando al monstruo de piedra,
enorme, solitario, que contempla mudo el paso de los siglos y los quehaceres
cotidianos de las gentes, buenas, de Abarán mientras el río le hace carantoñas y
cosquillas en los pies.
Senda
que al hortelano lleva al encuentro con la meta marcada. Meta escarpada,
escalonada que las manos grandes y fuertes del padre y las voluntariosas del
hijo han tallado y dado forma hasta conseguir preñar a la tierra para que forme
cazuelas y pueda parir, entre latidos afectuosos, frutos verdes, rojos,
brillantes, olorosos…… Frutos deseados, regados por el sudor que proviene del
duro trabajo y de mirar frente a frente al sol todo el día. Frutos que llevan
la honradez por toda etiqueta.
Al
volver el agricultor por la senda del abismo, acompañado del sonido del agua
del río fluyendo por la acequia, lleva en su “capacico” la ofrenda de la
tierra, su sustento. Llegando a su humilde casa, le entrega a su mujer el
capazo
-Ahí tienes Juana,”pa” la cena de esta
noche y la comida de mañana.
-Amalia Velandrino-
A Abarán, mi pueblo. A sus
gentes.
Paraje de Las Canales (Abarán)
Oleo de Rogelio Gil Serna, pintado para la portada del Libro de Festejos 2013 de Abarán .